Album de fotos de Pedrito:
Pedro Amengual:
Para mí es el primer cruce del Atlántico y además en regata, algo que
siempre había deseado, es el sueño de cualquier navegante,
cruzarlo con amigos y en mi caso se han conjugado la dos
cosas regata / amigos.
La tripulación que iba a cruzar llego toda a Las Palmas, excepto mi
amigo Edu, Gonza y un servidor, que hicimos el transporte desde
Palma, con Waldo y Paco aunque estos últimos regresarían a Madrid y
los volveríamos a ver en Saint Martin.
La meteo nos aseguraba un buen viento los primeros días de regata, lo
cual se cumplió y el Clem alcanzó 14,5 nudos en una “surfeada”. El
viento debía ir descendiendo los siguientes días hasta el octavo y
tuvimos que sortear alguna zona de poco viento, que afortunadamente
pasamos rápido. La meteo y el routing quedaron a cargo de Nacho
Postigo y Pachi Ribero, quienes diseñaron la estrategia de navegación
a fondo antes de la salida, puesto que son los regatistas con más
experiencia, ya que de los 10 tripulantes que íbamos a bordo, para
cinco de ellos era su primera Atlántico y una regata oceánica no
significa tan sólo correr, si no hacerlo por el sitio adecuado.
La decisión táctica fue ganar oeste, lo cual nos mantiene al norte de
la ortodrómica cuando normalmente la opción de hacer sur hacia Cabo
Verde para hacer la cuchara y coger los alisios, es la más habitual.
Las velas que fueron titulares en esta ocasión serian una mayor y
génova de enrollador, una trinqueta de ceñida y 4 spis: S2, S4, A3 y
S6. En general se predecía una regata de no mucho viento aunque
constante hasta el final, a pesar de que se temía el efecto de una
pequeña baja que nos podía interrumpir el flujo de los alisios.
El tema de comida lo resolvimos con la ayuda de nuestro amigo Paco, el
cual cocinó y congeló parte de la comida que íbamos a llevar en el
cruce y quiero aprovechar para dar las gracias Naira y su familia que
nos prestaron su casa para cocinar y nos acogieron muy amablemente.
Para el tema bebida embarcamos 120 litros de agua envasada y el resto
la consumimos de la potabilizadora que funciono correctamente, 35
botellas de vino que curiosamente coinciden más o menos con los
peelings que hicimos, o sea que a botella por peeling, aunque también
hubo algo de ginebra, ron, whisky para esto del la puesta de sol, ya
saben... “gin tonic time”, pero al haber tanta tripu había gustos
diferentes de ahí la variedad del alcohol.
La regata para mí, y creo que para absolutamente todo el equipo, ha
sido una experiencia muy positiva, en la cual hemos sabido combinar
los placeres de comer, beber, convivir y sobre todo de navegar a tope,
pues de esto se encarga muy bien mi amigo Postigo, que al que veía que
bajaba la guardia colleja que se llevaba; " quiero ir al 250º pero no
podemos, ve al 255º -260º y cuando puedas al 250º". Al cabo de 15
segundos al " doscincuentaaaaaaaaaa rubio", grita Postigo. En fin por
eso le llaman Nacho Castigo.
Se hicieron dos equipos de guardia de 5 personas, las guardias de día
eran de 4 horas y de noche 3 horas, le llaman el sistema sueco. El
desayuno era a las 8 y lo preparaba el equipo que estaba de guardia,
la comida era a las 12 h. que también lo preparaba el equipo de
guardia y la cena era a las 20 h. Con este sistema hay un equipo que
hace 2 guardias de día y el otro equipo hace solo 1 guardia de 4
horas, que es el que prepara las comidas y el día siguiente a la
inversa, se respetaron todos las comidas a sus horas y funcionó
correctamente, y se descansa muy bien.
La regata también nos dio para pescar algún que otro dorado y algunos
wahoos, ahí Pachi disfrutó de la pesca, pues a pesar de llevar miles
de millas no le ha dedicado tiempo a la misma. Fueron cocinados a
bordo, y también pudimos hacer algo de sushi, todo un placer en medio
del Atlántico.
Durante la regata Gonza tuvo que hacer muchas horas extras en la
reparación de velas, pues uno de los spis que llevábamos a bordo, el
S4 nuevo, dio graves problemas en los refuerzos, pues parece ser
que su construcción fue algo ligera para una regata oceánica,
ya que empezamos rompiendo los balumeros y siguieron las roturas con
puños de driza y escotas al ser las treviras de spectra algo ligeras.
La meteo a bordo la solucionó un FFB 250, el cual nos permitía bajar
partes meteos y mantener contacto con tierra.
No se caracterizó por una regata de mucho viento, ya que solo tuvimos
alguna máxima de 24 nudos puntual y un pequeño calmón de viento a un
día de la llegada. No tuvieron tanta suerte los que venían detrás que
en este caso eran bastantes y sufrieron los efectos de esta
encalmada. Finalizamos sextos en real, segundos de nuestra clase y
terceros de la general IRC racing, y aunque no están todavía
publicados los resultados, oficialmente nosotros entramos el 4/12/ a
las 12:36 hora local y para cuando el Clem zarpó de Sta. Lucia rumbo
Antigua el 10/12, todavía faltaban por llegar alrededor de 100 barcos.
Y toda esta aventura no hubiese sido posible sin unos armadores tan
fantásticos como Jaime y Amanda a los cuales quiero dar las gracias de
parte de toda la tripulación.
Pedrito